Por: Redacción ActionCOACH
¿Hacen falta los días malos en los negocios?
Nuestra vida se basa en un continuo ir y venir, aplicar lo aprendido, observar los resultados y seguir avanzando.
¿Pero qué sucede cuando las cosas no salen como lo esperamos?¿qué pasa cuando hay días malos en los negocios? ¿Es posible también aprender de esas situaciones?
Por supuesto que sí. Absolutamente de todo en esta vida, podemos aprender. Cada experiencia nos deja una enseñanza importante, bien sea para copiar modelos, internalizar actitudes, reproducir ejemplos exitosos o, también, para desechar procedimientos, cambiar estrategias y modificar nuestros pasos hacia los que nos llevarán a los resultados que buscamos.
La calle es sabia en este sentido. Viene a mi mente una frase recientemente compartida en una cuenta de Instagram: “Hacen falta días malos para saber quién es familia, quién es amigo y cuáles son los verdaderos amores”. La vida y la historia no se equivocan con realidades como éstas, y, sin duda alguna, en los negocios también son necesarios los días malos.
La historia de Steve Job es ilustrativa en este sentido. Fueron muchas las puertas que tuvo que tocar, las negativas que consiguió en su camino, los trasnochos, muchas las decepciones por las que tuvo que pasar… Los días malos significaron para Steve la motivación para seguir adelante, mejorar su proyecto, seguir trabajando, seguir insistiendo, hasta que el ansiado día, el de la oportunidad, llegó a su vida: cuando apareció quien apostó a su proyecto. El resto de esta historia ya la conocemos, solo basta mirar el fruto de su persistencia: el imperio Apple.
Esa mala experiencia en los negocios o ese traspié en el camino para transformarte en un dueño de negocio, es el indicador de lo que debes corregir, evitar o mejorar. Ese mal día es sinónimo de una nueva oportunidad de hacer las cosas de diferente manera, de avanzar y lograr nuestro cometido. Puede, ese día gris, convertirse en tu motivación, y, quien quita, en la clave de tu éxito.
Toda acción tiene una consecuencia, y si la consecuencia no es precisamente la que estamos esperando, es la oportunidad para calibrar, revisar y replantear cómo alcanzaremos nuestros objetivos. ¡Así de simple!
Ya lo sabes, exprime al máximo cada vivencia que todo, seguramente, llega a ti para aportarte mayores herramientas para triunfar. Siempre con la frente en alto, toma lo bueno, desecha lo malo y sigue tu camino. Lo dice de manera clara y enfática el poema de Antonio Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Contacta con un ActionCOACH.